El proyecto se desarrolla en Kenia y próximamente llegará a otros países africanos
Un joven ingeniero de Kenia ha cambiado la vida de decenas de miles de habitantes de las comunidades rurales pobres de ese país africano, gracias al suministro de unas 15.000 lámparas solares LED producidas a partir de piezas de chatarra y tecnología de desecho. Los dispositivos cumplen una tarea vital para el desarrollo de las actividades cotidianas y laborales en áreas donde no existen las redes de electricidad. El proyecto fue iniciado en 2004, y próximamente se trasladará a Uganda y a otros países de África. Por Pablo Javier Piacente.
Gracias al desarrollo de lámparas solares LED fabricadas con materiales reciclados, un ingeniero que aún no ha cumplido los 25 años ha logrado mejorar las condiciones de vida de las comunidades más pobres de Kenia. Más de 15.000 artefactos se han distribuido desde 2004 hasta hoy, y a la brevedad el proyecto se afincará en Uganda y otras zonas del continente africano.
Evans Wadongo trabaja en sus lámparas LED de energía solar en un humilde taller de un suburbio de Nairobi, la capital de Kenia. Cuesta creer que este joven ingeniero haya cambiado la vida de tantos kenianos con su sencillo pero útil desarrollo en el campo de la iluminación. Así lo indica un reciente artículo de la agencia AFP, que también reprodujera el sitio especializado Physorg.com.
Wadongo ha sufrido en carne propia la falta de redes eléctricas en distintas zonas de África. Creció en el oeste de Kenia, uno de los países más ricos del continente pero en el cual más de la mitad de la población vive con menos de un dólar diario. Su vista ha sido dañada en forma permanente debido al uso de lámparas de kerosene durante su formación escolar básica.
Sin embargo, su padre lo impulsó a terminar sus estudios e ingresar en la universidad. Antes de terminar su carrera en ingeniería, Wadongo se propuso mejorar las condiciones de vida de los niños en comunidades con características similares a su pueblo natal. Para este joven ingeniero, "si pensáramos en los demás antes de preocuparnos en nosotros mismos este mundo sería un mejor lugar”.
Evans Wadongo trabaja en sus lámparas LED de energía solar en un humilde taller de un suburbio de Nairobi, la capital de Kenia. Cuesta creer que este joven ingeniero haya cambiado la vida de tantos kenianos con su sencillo pero útil desarrollo en el campo de la iluminación. Así lo indica un reciente artículo de la agencia AFP, que también reprodujera el sitio especializado Physorg.com.
Wadongo ha sufrido en carne propia la falta de redes eléctricas en distintas zonas de África. Creció en el oeste de Kenia, uno de los países más ricos del continente pero en el cual más de la mitad de la población vive con menos de un dólar diario. Su vista ha sido dañada en forma permanente debido al uso de lámparas de kerosene durante su formación escolar básica.
Sin embargo, su padre lo impulsó a terminar sus estudios e ingresar en la universidad. Antes de terminar su carrera en ingeniería, Wadongo se propuso mejorar las condiciones de vida de los niños en comunidades con características similares a su pueblo natal. Para este joven ingeniero, "si pensáramos en los demás antes de preocuparnos en nosotros mismos este mundo sería un mejor lugar”.
Conciencia social
A los 19 años, Wadongo desarrolló su primera lámpara solar, adquiriendo los materiales necesarios gracias a la inversión de una parte de su préstamo estudiantil. En principio solamente quería regalarle una lámpara a su abuela, sin considerar la magnitud social que tomaría posteriormente el proyecto.
Ya se han producido 15.000 lámparas desde 2004 hasta hoy, y el objetivo es llegar a las 100.000 en 2015. Según Wadongo, las lámparas no solamente tienen una función práctica en sí mismas, sino que además ayudan a sacar a la gente de la pobreza extrema. El proyecto se denomina "Use Solar, Save Lives".
Existe un equipo de especialistas que identifica aquellas comunidades empobrecidas que dependen de las lámparas de kerosene para la iluminación de sus hogares. Una vez seleccionado un lugar, se reparten 30 lámparas a una asociación comunitaria local, habitualmente a un grupo de mujeres.
Posteriormente, se alienta a los integrantes de la comunidad a crear un fondo común con el dinero ahorrado por cada familia en concepto de combustible para lámparas. Cuando el monto de dinero acumulado crece, el grupo puede invertirlo en proyectos que favorezcan a la comunidad en general, como desarrollos en piscicultura o cría de conejos, por ejemplo.
A los 19 años, Wadongo desarrolló su primera lámpara solar, adquiriendo los materiales necesarios gracias a la inversión de una parte de su préstamo estudiantil. En principio solamente quería regalarle una lámpara a su abuela, sin considerar la magnitud social que tomaría posteriormente el proyecto.
Ya se han producido 15.000 lámparas desde 2004 hasta hoy, y el objetivo es llegar a las 100.000 en 2015. Según Wadongo, las lámparas no solamente tienen una función práctica en sí mismas, sino que además ayudan a sacar a la gente de la pobreza extrema. El proyecto se denomina "Use Solar, Save Lives".
Existe un equipo de especialistas que identifica aquellas comunidades empobrecidas que dependen de las lámparas de kerosene para la iluminación de sus hogares. Una vez seleccionado un lugar, se reparten 30 lámparas a una asociación comunitaria local, habitualmente a un grupo de mujeres.
Posteriormente, se alienta a los integrantes de la comunidad a crear un fondo común con el dinero ahorrado por cada familia en concepto de combustible para lámparas. Cuando el monto de dinero acumulado crece, el grupo puede invertirlo en proyectos que favorezcan a la comunidad en general, como desarrollos en piscicultura o cría de conejos, por ejemplo.
Un camino que se abre
Al igual que el sol carga de energía a las lámparas LED de Wadongo en las precarias casas de adobe, miles de campesinos pobres de distintas zonas de Kenia buscan una esperanza que llene sus vidas. Las lámparas son algo parecido a esa esperanza, si se tiene en cuenta el incremento que suponen en cuanto a confort y, sobretodo, el importante ahorro de dinero que logran las familias con relación a las viejas lámparas de kerosene.
Por ejemplo, mientras el antiguo sistema significaba diversas molestias y posibles problemas de salud en torno al humo despedido por las lámparas, además de la necesidad de gastar importantes sumas de dinero para adquirir el combustible, con los nuevos dispositivos en base a energía solar los niños en edad escolar pueden leer y estudiar por la noche, sin costos extras ni molestias de ningún tipo.
Por otra parte, las lámparas solares LED también han beneficiado a las comunidades nómades de África, que pueden utilizar un modelo especial diseñado concretamente para facilitar el transporte. Por otro lado, se planea también la descentralización de la producción de las lámparas, con el objetivo de emplear a jóvenes residentes en las comunidades rurales en el marco de estos emprendimientos.
Asimismo, Wadongo busca extender este proyecto de fuerte impacto social a los países vecinos, siendo Uganda el primer objetivo. Al mismo tiempo, el joven ingeniero diseña actualmente un modelo de gestión energética sostenible para aplicar en el pueblo de Nyaobe, en el oeste de Kenia, que permitirá a los residentes conectarse a una red local de energía solar y contar con acceso a Internet.
Al igual que el sol carga de energía a las lámparas LED de Wadongo en las precarias casas de adobe, miles de campesinos pobres de distintas zonas de Kenia buscan una esperanza que llene sus vidas. Las lámparas son algo parecido a esa esperanza, si se tiene en cuenta el incremento que suponen en cuanto a confort y, sobretodo, el importante ahorro de dinero que logran las familias con relación a las viejas lámparas de kerosene.
Por ejemplo, mientras el antiguo sistema significaba diversas molestias y posibles problemas de salud en torno al humo despedido por las lámparas, además de la necesidad de gastar importantes sumas de dinero para adquirir el combustible, con los nuevos dispositivos en base a energía solar los niños en edad escolar pueden leer y estudiar por la noche, sin costos extras ni molestias de ningún tipo.
Por otra parte, las lámparas solares LED también han beneficiado a las comunidades nómades de África, que pueden utilizar un modelo especial diseñado concretamente para facilitar el transporte. Por otro lado, se planea también la descentralización de la producción de las lámparas, con el objetivo de emplear a jóvenes residentes en las comunidades rurales en el marco de estos emprendimientos.
Asimismo, Wadongo busca extender este proyecto de fuerte impacto social a los países vecinos, siendo Uganda el primer objetivo. Al mismo tiempo, el joven ingeniero diseña actualmente un modelo de gestión energética sostenible para aplicar en el pueblo de Nyaobe, en el oeste de Kenia, que permitirá a los residentes conectarse a una red local de energía solar y contar con acceso a Internet.
Fuente www.tendencias21.net